Herminia D. Ibaceta: “Recuento” y “Todo el mundo calla”

Detrás del Museo La Periquera en Holguín_Cuba_mayo de 2016

Herminia D. Ibaceta (nace 1933)

Recuento

.

A solas está el hombre,

perdida la mirada en el sendero,

hablándole a su yo, frente a la vida,

en ventanas del tiempo.

Alejó la riente primavera

su carroza de múltiples destellos,

llevándose la luz de los trigales,

los aromas, los trinos y los sueños.

Las copas de los árboles vistieron

en ropaje otoñal tintes inciertos,

las ansias imprecisas se encontraron

del triste pensador en el recuento.

Revoló la hojarasca sorprendida,

rostros marchitos al compás del viento…

efímeros colores y vivencias

por las desiertas rutas del regreso.

Los árboles desnudos se quedaron

al implacable tránsito del cierzo

mirando como el hombre en la ventana

descender albos lirios del invierno,

cubrir la tierra que encendió verano

en ardoroso y germinante fuego;

blanquear las sienes que en pasadas horas

pobló la juventud de los cabellos.

La esperanza marchó…

para él no existirá otra primavera

sólo aquellas que emprendan confundidos

eterna comunión, su yo y la tierra.

. . .

Todo el mundo calla

.

Todo el mundo escucha, todo el mundo sabe,

todo el mundo acepta, todo el mundo calla,

y yo me consumo, ceniza en la brasa,

cada vez más isla, cada vez más triste, cada vez más alba.

El tiempo me cruza sordo,

y se me escapa en dedos salobres y sangre en resaca.

El astro se aculta,

rebeldes los sueños se apartan

dejándome seca la flor en la entraña.

Todo el mundo sabe, todo el mundo calla…

El odio retoña,

los yugos entallan silencios al labio, distancias al alma.

Mi suelo agoniza,

en rudos embates se quiebran mis alas

y siento crecerme la desesperanza

cada vez más honda, cada vez más cruda, cada vez más larga.

Todo el mundo sabe, todo el mundo calla…

Giran en redondo las tierras hermanas,

para defenderme, ni una voz se alza,

se han quedado mudas todas las gargantas.

Trienta y tres inviernos…

y no queda espacio para la ignorancia.

Todo el mundo escucha, todo el mundo sabe,

todo el mundo acepta, todo el mundo calla.

Y yo sigo ardiendo, ceniza en la fragua,

cada vez más sola, cada vez más lejos,

cada vez más Patria.

. . . . .