Earl McKenzie: cinco poemas del poemario “La hoja del almendro” / five poems from “The Almond Leaf”

Girasol de agosto_color de castaño rojizo_Toronto_19.08.2016

Earl McKenzie

(nacido 1943, Mount Charles, St. Andrew, Jamaica)

El silencio es mi hogar

.

Si el oído es el último sentido que “va”,

según dicen,

entonces envíeme a la meta con

El Canon en Re Mayor por Pachelbel

pues la cosa final que oiré

es la capacidad para la belleza

del hombre pecador.

.

Si me afferaré tan tenazmente

a los ruidos de este mundo,

esto es porque

el sonido – sobre todo –

es la consecuencia más pura

del ser.

.

Si yo soltaría

tu belleza,

tu perfume,

y tu piel lisa,

me afferaré al sonido de tu voz.

.

Y si el sonido es

el vecino más cercano de la muerte,

pues este amante – yo –

sabe que el silencio es su casa.

. . .

Las ruedas de la guerra

.

Las ruedas de matanza por la guerra

están moviendo sobre el desierto

los camiones y tanques del ejército.

.

Entre los cuentos saliendo a la luz

hay una fotografía

de un chico refugiado

jugando con una rueda.

.

Yo, a la misma edad de él,

corría las ruedas

en caminos tranquilos

que hendieron colinas verdes

– sin ningunos soldados a la vista.

.

Pero este chico,

más que cuantos soldados,

entiende el júbilo del

ingenio de la rueda.

. . .

Jazz y Canto de Ave

.

Mientras escuchando

el saxofón de Coltrane

dando forma a una melodía exquisita

también yo oía

un pájaro cantando afuera.

.

El uno es arte,

según dicen,

un arreglo de sonidos,

estampado por la voluntad humana,

que tira enigmáticamente

a la experiencia del corazón.

.

El otro es un sonido

genéticamente programado

– quizás una llamada de apareamiento –

y moldeado por la evolución.

.

Pero los dos son divinos

– como la gramática –

ordenados en su manera.

.

Pues:

hay la divinidad

– seguramente –

en el jazz y en el canto de aves.

. . .

El análisis

.

Después del análisis de sangre

yo di un paseo en el centro comercial.

.

En la tienda

la música era empalagosa

mientras yo miraba las ropas que

llevare como un hombre enfermo.

.

En la librería

no había ningún volumen

que hablara de mi condición.

.

En el supermercado

compré la comida saludable

– pero demasiado tarde.

.

Mientras yo conducía a casa

me decía que

la enfermedad es algo tan natural

– como un río en torrente,

o una tormenta en el mar.

.

El resultado estaba negativo

– y alegremente.

. . .

La fuerza del arte

.

Cuando nos dimos cuenta de que

nuestras voces pueden volverse en

instrumentos musicales exquisitos;

.

que nuestros cuerpos pueden estar moldeados

en danzas poderosas;

.

que nuestras palabras pueden estar colocadas

en poemas y cuentos emotivos;

.

que podemos dar forma de declaraciones de la verdad

con el barro y la pintura;

.

que podemos erigir la arquitectura sublime

de las materias de esta tierra;

.

que la grande música está empotrada

en la madera y los metales y las pieles;

.

cuando descubrimos estas cosas

tropezamos con la potencia

– no el misterio –

del arte.

. . .

El profesor McKenzie ha dado lecciones sobre la Filosofía en la Universidad del Caribe (UWI) en Mona, Jamaica. Ha escrito dos novelas y publicó dos poemarios – Contra la linealidad cronológica (Against Linearity, 1993), y La hoja del almendro (The Almond Leaf, 2008).

. . . . .

Earl McKenzie

(born 1943, Mount Charles, St. Andrew, Jamaica)

Silence is My Home

.

If hearing is the last sense to go,

as they say,

then send me home with

Pachelbel’s Canon in D

so that the last thing I hear

is sinful man’s capacity for beauty.

.

If I will cling most tenaciously

to the noises of the world,

it is because

above all else

sound is the purest consequence

of being.

.

So if I let go

of your beauty,

your perfume,

and your smooth skin,

I will cling to the sound of your voice.

.

And if sound

is death’s nearest neighbour

this lover of stillness knows

that silence is my home.

. . .

Wheels of War

.

The killing wheels of war

move army trucks and tanks

into the desert.

.

Among the stories coming out

is a photograph

of a boy refugee

playing with a wheel.

.

At his age I ran wheels

on quiet roads

slicing green hills,

without a soldier in sight.

.

But this boy,

more than the soldiers,

knows the joy

of the invention of the wheel.

. . .

Jazz and Birdsong

.

While listening

to Coltrane’s saxophone

shaping an exquisite melody

I also heard a bird

singing outside.

.

One is art,

they say,

patterns of sound

arranged by human will

and mysteriously tugging

at the heart’s experience.

.

The other is genetically programmed sound,

a mating call, perhaps,

shaped by evolution.

.

Yet, so ordered,

both are divine as grammar.

.

There is divinity, surely,

in jazz and birdsong.

. . .

The Test

.

After the blood test

I went for a walk in the mall.

.

In the store

the music was sickly sweet

as I looked at the clothes

I might wear

as a sick man.

.

In the bookshop

not a single volume

spoke to my condition.

.

In the supermarket

I bought healthy food

too late.

.

As I drove home

I told myself

that sickness is as natural

as a river in spate

or a storm at sea.

.

The result was joyfully negative.

. . .

The Power of Art

.

When we discovered

.

that our voices can become

exquisite musical instruments;

.

that our bodies can be shaped

into powerful dances;

.

that our words can be arranged

into moving poems and stories;

.

that we can form clay and paint

into statements of truth;

.

that we can raise sublime architecture

from the substances of the earth;

.

that great music is embedded

in wood, metals and skins;

.

when we discovered these things

we came upon

not the mystery

but the power of art.

. . .

Earl McKenzie has lectured at the University of the West Indies in Mona, Jamaica, as Professor in Philosophy. He has written novels and philosophical essays, as well as gathering together his poems into two collections – 1993’s Against Linearity, and 2008’s The Almond Leaf (from which the above poems have been chosen).

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