El Salvador: una breve muestra de sus poetas nacidos antes de 1930

El Salvador postage stamps from the 19th century depicting Izalco volcano

Claudia Lars (1899-1974)
Poeta soy
(para María y Mariano Coronado)
.
Dolor del mundo entero que en mi dolor estalla,
Hambre y sed de justicia que se vuelven locura;
Ansia de un bien mayor que el esfuerzo apresura,
Voluntad que me obliga a ganar la batalla.
Sueño de toda mente que mi mente avasalla,
Miel de amor que en el pecho es río de dulzura;
Verso de toda lengua que mi verso murmura,
Miseria de la vida que mi vergüenza calla.
Poeta soy… y vengo, por Dios mismo escogida,
A soltar en el viento mi canto de belleza,
A vivir con más alto sentido de nobleza,
A buscar en la sombra la verdad escondida.
¡Y las fuerzas eternas que rigen el destino
Han de volverme polvo si equivoco el camino!

. . .
Dibujo de la mujer que llega
.
En el lodo empinada,
No como el tallo de la flor
y el ansia de la mariposa . . .
Sin raíces ni juegos:
más recta, más segura
y más libre.
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Conocedora de la sombra y de la espina,
Con el milagro levantado
en los brazos triunfantes.
Con la barrera y el abismo
debajo de su salto.
.
Dueña absoluta de su carne
para volverla centro del espíritu:
vaso de lo celeste,
domus áurea,
gleba donde se yerguen, en un brote,
la mazorca y el nardo.
.
Olvidada la sonrisa de Gioconda,
Roto el embrujo de los siglos,
Vencedora de miedos.
Clara y desnuda bajo el día limpio.
.
Amante inigualable
en ejercicio de un amor tan alto
que hoy ninguno adivina.
Dulce,
con filtrada dulzura
que no daña ni embriaga a quien la prueba.
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Maternal todavía,
sin la caricia que detiene el vuelo,
ni ternuras que cercan,
ni mezquinas daciones que se cobran.
Pionera de las nubes.
Guía del laberinto.
Tejedora de vendas y de cantos.
Sin más adorno que su sencillez.
.
Se levanta del polvo . . .
No como el tallo de la flor
que es apenas belleza.
. . .
Gilberto González y Contreras (1904-1954)
Perfección Difícil
.
Cuerpo de bien pulido y fino acero
Para lides de amor…delicia de ala
tendida de la rosa hacia el lucero
como inefable y luminosa escala.
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Cuerpo que es la palestra de un sincero
combate por la gracia que se exhala
de ti, como un aroma placentero
del aire claro y de la noche gala.
.
Ala de mármol, rosa de alabastro
en el amor girando como un astro
que el pliego oscuro de la noche signa.
.
Difícil perfección de la ternura
animadora de tus ojos, pura
llama inasible del eterno enigma.
. . .
Tres “Hai-Kai”
.
Atarraya
.
El pescador violento
ha roto contra el faro
la atarraya del viento.
.
Sapos
.
Impresores los sapos
editan en la noche
la afonía de un pian.
.
Nido
.
Para que el sol haga nido
la tarde – muy atareada –
lleva nubes en el pico.
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(1938)
. . .
Serafín Quiteño (1906-1987)
Auto-Retrato
.
Un soplo…una inquietud…un fiel quebranto…
Un dolor…un fervor…una tristeza…
Una vieja emoción mojada en llanto…
Una alta devoción por la belleza.
.
El mirar, un si-es no-es irrelevante
y la boca, de lúbricos antojos…
Un poco de Beethoven en la frente,
Un poco de Ben Turpin en los ojos.
.
Ensueño claro, la piedad, sincera;
la figura de trágicos asombros
– un poco yogui, un poco bandolera –
lleva la faz como una calavera
pávida y espectral sobre los hombros.
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Así, en múltiples vinos encontrados
– el pecado, el hombre y el poeta –
si Chaplin por los pies invertebrados.
Quijote por el alma tan inquieta.
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Como potros retintos
ebrios de la ardentía de la vida
se le huracanan, briosos, los instintos
y se le van piafando en cada herida.
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Pero en toda ilusión y en toda pena
canta su corazón – fácil allegro –.
Su alma criolla es un ánfora morena
rebosando un licor de café negro.
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Y esta es la vera efigie y sin embargo
bien vale el cuadro el agregarle un poco:
cabello crespo y largo – no muy largo –
la fe infantil, el pensamiento loco,
labios de sonreír blanco y amargo
y los dientes de “jícama” y de coco.
.
¿El nombre? Una celeste melodía.
¿El apellido? Abrupto como un leño.
Pero él lleva los dos con gallardía.
.
El uno, porque es plácida ironía.
El otro, porque rima con ensueño.
Y no le importa nada y nada espera
porque le basta y sobra su alegría
donde hasta el mal se toca de armonía
y la última aventura es la primera.
. . .
Hugo Lindo (1917-1985)
Sonetos
.
Él se escuda
.
Acercaba los ojos a la grieta
para atsibar lo que hay detrás del muro,
y en hálito de miedos, inseguro
soplaba en sus impulsos de profeta.
.
Afirmaba. Negaba. Jamás inquieta
fue la pregunta en su silencio oscuro:
todas las acechanzas del futuro
eran contradicción para el poeta.
.
Se agitaban pendones de justicia,
se afirmaba el amor, más no era cierto,
y se hablaba de paz con impudicia.
Sobre la sangre del hermano muerto
Dirán que es evasión; pero él se escuda
en los secretos meandros de la duda.
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(San Salvador, agosto de 1984)
. . .
No les pidáis virtud
(Religión no es para los vientres vacíos. – Vivekananda)
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No coma no pidáis virtud en donde apenas
llegó un reflejo inútil de esperanza,
porque ya la virtud no los alcanza
en la atroz servidumbre de sus penas.
El desaliento cruza por las venas,
el egoism los clavó en su lanza,
y entre el hombre, el pavor y la matanza
creció la lividez de sus gangrenas.
Fuimos nosotros quienes les mataron
la luz, con soplo sin misericordia,
y llenaron sus pechos de ceniza,
quienes los redijeron y humillaron
plantado una tiniebla de discordia
que hoy nos sorprende y nos aterroriza.
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(San Salvador, septiembre de 1984)
. . .
Los Apegos
.
Se ha coronado lo que estaba escrito
en la cartografía de las manos
y cada vez se encuentran más cercano
los límites del viaje que transito.
.
¡Y aún no acaba el penar del apetito
de sensaciones y de apegos vanos
que atan mi realidad, a los profanos
instantes de lo frágil y finito!
¿Cómo romper el hilo traicionero,
el encanto del ojo en el paisaje,
del oído en el trino del jilguero?
¿Cómo olvidar el tacto y su mensaje,
el gusto leve y el olfato artero,
para llegar al fin sin equipaje?
.
(San Salvador, agosto de 1984)
. . .
Oswaldo Escobar Velado (1919-1961)
Romance de las Dos Mujeres
.
Valiente la Policía.
Orden de los coroneles.
En los días más amargos
Mataron a dos mujeres.
.
Fue enero de alas trágicas
Y carnes asesinadas.
Las dos muerieron muy solas.
Ninguna tenía un arma.
.
Valiente la Policía.
Orden de los coroneles.
En los días más amargos
Mataron a dos mujeres.
.
Por Altagracia Calil,
vinieron ángeles raros.
Ángeles de ojos profundos
al cielo se la llevaron.
.
Por Adelina Sunción
vinieron ángeles nuestros.
Ángeles puros de barro
para la Mártir del Pueblo.
.
Heroínas populares
duermen su sueño celeste.
Desde que ustedes murieron
se hizo más grande la muerte.
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De: Árbol de lucha y esperanza (San Salvador, 1951)
. . .
Matilde Elena López (1919-2010)
Ternura
.
Gimió todo tremante
el árbol mutilado.
De todos los tajos de la vida
¡Malherido de muerte!
.
A la raíz llegó
el finísimo acero
y pareció derrumbarse.
.
¿De dónde sacó fuerzas
si llegó a lo sensible,
si no quedaba nada?
.
¡Ya lo daban por muerto!
La enterrada raíz
tembló toda por dentro,
se estremeció hasta el fondo.
.
Hasta que un día
ojos que te amaron tanto
salieron a mirarte
en los tiernos retoños.
.
¿Qué fuerza tanta
acumuló el dolor
en la oscura raíz
para que soterrada
vinieran empujándola
brotes reverdecidos
de indefensa ternura?
. . .
Cielo Escondido
.
Me ofreces ese cielo
Que no alcanzo.
Serio me dices
Que te dé la mano.
¡Mucho tendremos que luchar
por ese cielo!
Porque ¡dímelo tú,
Si vendes ese cuadro!
¿Nos podría alcanzar
para ese sueño?
Y si vendo mis libros,
¿tú qué dices?
¿Podrán tus manos
alcanzarme el cielo?
. . .
Simplemente nosotros
.
Cuando la huella
De tu pie
Cubra la mía
Y nuestros pasos
Sigan el mismo
Sendero.
Cuando la brisa
De la noche
Nos envuelva
En una sola
Gasa.
Será hermoso ver
Cómo tu sombra
Protege
Mi pequeña sombra.
Entonces llegarán
Las olas del tiempo
Que habremos resistido
Como un trigo en el peso
De la misma espiga…
Y ya no seremos
Tú y yo
Sino sólo
Nosotros…
Simplemente:
Nosotros.
. . . . .